jueves, marzo 16, 2006

Château Vieux Maillet 2001

¿Se supone que un vino debe complementar un plato o el plato debe complementar al vino? Se supone que el maridaje perfecto es cuando el plato no destaca más que el vino, ni el vino más que el plato y además ambos se complementan ¿no? Y si eso no pasa, que quiere decir, ¿que el vino es superior al plato o el plato al vino, según el caso? O sencillamente que no aciertas. Normalmente nosotros acertamos y el vino que elegimos acompaña con más o menos éxito al plato y en ocasiones conseguimos esa simbiosis perfecta entre el vino y la comida. Pero y ¿cuando el vino está tan bueno que no le haces ni caso a lo que te estás comiendo? ¿Eso es malo? ¿Quiere decir que el vino es superior al plato o que no es adecuado para él? Todas estas dudas que me asaltan son porque el otro día tenía una paletilla de cordero que quería hacer al horno. Un plato sin complicaciones y agradecido. La unté bien con manteca, sal gorda un poco de tomillo y por entre los cortes de la carne le puse unos dientes de ajo. Precalenté el horno a fuego alto, metí la paletilla para que se dorase toda ella. Una vez había cogido buen color, bajé temperatura para que se fuera haciendo poco a poco. Le añadí unos pimientos, rojo, verde y amarillo, unos tomates partidos a la mitad y una cabeza de ajos. La pierna la iba regando con una especie de caldito que había hecho de poner a cocer una cebolla, una hoja de laurel unas ramas de romero, un diente de ajo y un par de cucharadas de vinagre. Quedó bueno, tierno y gustoso. Acompañamos el plato con un Château Vieux Maillet 2001. Mi cordero se lo merecía. Pero no...Al final resultó que no se lo merecía y en realidad el cordero acompañó al vino.

El vino estaba sencillamente impresionante.

De color rojo brillante y vivo, ribete cereza y capa media alta, con una nariz fresca, golosa, fragante, compleja, donde salen las frutas rojas no muy maduras y grosellas, con algún toque mineral y muy sutilmente alguna especia. En la boca se presenta franco, con frescura, vivo, frutal, de acidez muy equilibrada, donde vuelven de nuevo los recuerdos a frutas rojas. El final es largo y persistente, con la fruta presente siempre y algún toque sutil a frutos secos tostados y algo de cacao amargo. Un vino que es capaz anular mi paletilla de cordero al horno, merece lo que cuesta, está rondando los 35 €.

Lkr

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Los pomeroles son mis burdeos favoritos. ¿Lo compraste en Lavinia?

Lurka dijo...

Pues no, querido nopistoquenomeconfirmalasmacrofabadasy selascomensusamigos.;-) Lo compramos en Vila Viniteca, en una de esas ventas a la avanzada que hacen cuando salen los burdeos. Por web en Lavinia no tenian, no se en tienda. Vila por web si, de hecho el precio que he puesto es el que pone en su página. A nosotros nos costó algo más barato.

10:18 AM

Anónimo dijo...

Ahhhh!

Mis experiencias con vila on line nunca han sido muy satisfactorias. No así en la tienda física.

En cuanto a la fabada...Cuandovengasporlosmadrilesteinvitoauna.

;-P

Anónimo dijo...

Hay que ver lo bien que nos compenetramos nopisto y yo. A él le gustan los Pomerol y yo muero por los Médoc. Viva la Cabernet!.

Por cierto, nopisto, avisa cuando vayas a hacer la macrofabada. Para ir yo, claro ;-)

mila dijo...

Pues yo sólo puedo decirte que se me ha hecho la boca agua al leer tu receta dela paletilla de cordero, mi plato favorito.¿No te sobraría un poquito? Porque entonces vengo con el "tuperware" ;-)