El otro día ojeando mis revistas de gastronomia y cocina que tengo por casa encontré una que hablaba de los quesos artesanos, y recomendaba tres en particular. Suau de Clua que es de leche de cabra originario de La Noguera y se puede encontrar de febrero a Mayo, el otro es el Vall de Meranges de leche de oveja originario de la Cerdanya y que se puede comprar de octubre a mayo y por último el Tou Roi, de leche de vaca, que se puede hallar todo el año y es originario de Sort, Pallars Sobirà. Con esta información me dirigí a mis dos queserías más apreciadas, que están en el Borne de Barcelona. En la primera no había ninguno de los que buscaba pero compré un Coulommiers Graindorge Médaille d’argent de leche cruda, un Galet de la Loire y un Mont Briac. Es lo malo de ir con hambre a estos sitios. Con esto me fui a mi otra tienda de quesos, que es algo más cara pero tienen más variedad y perfectamente afinados, allí encontré el Vall de Meranges y el Suau de Clua. Del Tou Roi que supuestamente era más fácil de encontrar, no tenían así que me lleve un Vacherin Mont d’Or, un queso de leche de vaca y que hoy me enterado que es de Suiza. (¿Ya dije que me encanta tener un Blog verdad?. Pues eso). Ya se sabe que los quesos se tienen que tomar de menor a mayor intensidad de sabor así que empezamos por La Galet de la Loire, que era el de sabor más suave, muy cremoso y con un toque saladito al final muy rico. Luego el Suau de Clua de leche cruda prensada y pasta semi dura, fue junto con el Coulommiers el que más me gustó, tiene un olor penetrante y un gusto elegante, no muy fuerte, pero sabroso. Después el Vall de Meranges, de olor más intenso y sabor potente se notaba que era de leche cruda de oveja. Seguimos con el Vacherin Mont D’Or que era de textura mantecosa y sabor intenso. El Coulommiers Graindorge que es un brie de leche cruda y que estaba perfecto para tomar, de pasta cremosa, suave, salado y con este gusto peculiar que tienen los bries bien hechos, delicioso. Y el último que además es el que encontramos más malo fue el Mont Briac. Lo habíamos tomado en otras ocasiones y bueno, estaba como demasiado fuerte, con sabor a amoniaco y un final que recordaba a estiércol o establo no muy agradable. De hecho, de todos, es el único que nos queda en la nevera. Acompañamos los quesos con un Anselmann Gewürstraminer Spätlese 2003 que tiene una entrada dulce , pero con una acidez final perfecta para este tipo de quesos. Luego nos pusimos todos a correr por el pasillo de casa como locos y a hacer flexiones, claro. Las queserías en las que compré estos tesoros fue en el Tot Formatge, Paseo del Born 13 y en La Teca, C/ Agullers, nº 9. Lkr |
1 comentario:
te recomiendo que te pases por la charcuteria tutusaus, c/ industria, o maestro perez cabrero
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