Lo que se dice glamour no tienen, y la vajilla deja mucho que desear, pero así son las gachas del pueblo o por lo menos del de mis ancestros.
Decimos que la Paella es valenciana, el cocido madrileño, la fabada asturiana, el pa amb tomàquet catalán, el gazpacho andaluz, el salmorejo cordobés… Pero yo creo que las gachas son el plato de España, incluido los que ya tienen uno (famoso) y para muestra un botón.
Aunque parece ser que predominan las gachas manchegas, en todos los pueblos se han comido gachas por la sencilla razón de que era la comida más asequible y suficientemente calórica para poder continuar o empezar con las duras tareas del campo. Como es lógico, en cada sitio se hacen de diferente manera, aunque siempre son de harina y agua.
Parece ser con el progreso, han ido desapareciendo las gachas, por lo menos alguna gente con la que he hablado me comentaban que si, las conocen y las han comido, pero hace mucho.
En el pueblo se siguen comiendo. En casa de mis padres y de mis hermanos se siguen comiendo y de mis amigos del pueblo, aunque vivan en Barcelona. En vez de reunirnos la familia y comer arroz, o algún plato más “de domingo” comemos gachas. No se ha perdido la tradición y me parece bonito, por lo menos, explicar aquí como se hacen. Con que se suelen acompañar. Como se comen.
Otro motivo, es que yo nunca las he hecho. Así que en plan reportera dicharachera, me senté con mi madre y ella pacientemente me fue explicando todo el proceso. Así seguro, que no se me olvida.
Las de las foticos, las hizo mi "cuñá", la de la tortilla de patatas Corominas, para comer el día que llegamos al pueblo.
Empecemos.
Para las gachas hay que contar un vaso de harina de trigo por persona. (Se pueden hacer también de harina de maíz –conocida en esas tierras como harina de adaza- a mi me gustan más, quedan más ligeras, y entonces la proporción es de 3 partes de adaza y una de trigo, porque sino luego al revolverlas no ligan). Se pone a calentar una olla grande llena de agua hasta la mitad y con sal. El agua tiene que estar “gustosa”, es decir saladita, sin pasarse. Antes de que comience ha hervir, justo cuando empiezan a verse las bombollitas, se hecha la harina toda por encima haciendo un agujero en medio. Así se tienen sin tocar para nada, hirviendo a fuego lento una hora y media como mínimo, si es más tiempo mejor. Una vez se han cocido, se quita la mayor parte de el agua, que se reserva y se “revuelven”. Esta tarea, sin ánimo de ser machista, es cosa de hombres. Es muy importante mezclarlas bien y se tiene que hacer con maña y con fuerza, de abajo a arriba, y con un palo especial para tal cometido. Si quedan muy harinosas se puede añadir un poco de agua, pero hay que tener cuidado porque la textura de las gachas tiene que ser mas compacta que la moya de pan, pero blandita, y aunque hay a quien le gustan con la harina visible, unas gachas bien revueltas no deben tener grumos.
¿Y ya está? Pues si. Las gachas ya están. Mientras se van cociendo, se tiene que hacer el acompañamiento, que en cada casa se pone lo que se quiere o como diría Marisa, “Delocay”. Sardinas, bacalao, un sofrito de tomate, pimientos asados, caracoles…Pero nunca debe faltar el conejo.
Este tiene que estar partido a trozos no muy grandes, y se fríe en el suficiente aceite, incluyendo el hígado, que una vez esté frito, sin llegar a secarse, se saca y se reserva. Mientras se van dorando los trocitos de conejo, se hace una picada de ajo (al gusto) y del hígado del animalico, picándolo muy muy bien. Se le añade agua y cuando el conejo ya está bien guisado, se añade la picada en el centro de la sartén y se va meneando la misma para que se mezcle todo bien.
En casa aparte del conejo, se hace otra sartén con una especie de revoltijo de costillitas de cerdo muy fritas y partidas a trozos pequeños, con trocitos de papada igualmente partido a trozos pequeños y asadura blanca (también llamado liviano y que está buenísimo). Sencillamente frito, añadiendo por partes, primero la costilla, luego la papada y por último el liviano, todo junto, se va haciendo en la sartén y cuando ya está lo suficientemente hecho, se vuelve a poner otro poco (o mucho) de ajo picado en el mortero, pero esta vez sin hígado de conejo, se deja que se haga el ajo, se evapore el agua y ya está.
Lógicamente ninguna moza o mozo murió mordido por un vampiro. Si alguno de Transilvania hubiera conocido Las Gachas, otro gallo les hubiera cantado.
La tradición manda que se coman con la mano. En una mano el terrón de gachas, y con la otra vas mojando de la sartén. Si coges conejo o liviano, lo apoyas en el terrón. Los caracoles son más complicados de comer con una mano, la verdad, pero como ahora nos hemos vuelto más “fisnos”, nos ponemos platos y quien no quiera mojar de la sartén porque lo vea antihigiénico, que no se le puede reprochar, le dejamos que se ponga su parte en el plato antes de meter todos las manos. Pero vamos, que el resto lo utilizamos para apoyar las gachas cuando te las dan, ya que suelen estar muy calientes y de paso se pueden comer los caracoles cómodamente.
Lkr
10 comentarios:
Eso es lo que yo llamo un ligero plato veraniego:-)). Bromas aparte, es muy apetecible.
¡Caracoles!, yum, yum... me pierden.
Ni ligero ni veraniego!! Normalmente después de unas gachas, lo mejor es ir a pasear y desde luego no hay machote que cene. Como mucho una ensalada o algo de frutita.:-))
Los caracoles también me gustan mucho. Cuando estamos aquí no es frecuente que mi madre haga, con los normales no se fía mucho y los congelados no están igual, pero allí, alguien siempre tiene unos pocos, ya ayunados y limpitos, que se han sido recogidos por los "ribazos" del pueblo cuando ha parado de llover.
Mi familia (es del Rincón de Ademúz, Valencia, tocando con Aragón) también hace gachas a menudo y les encanta, pero yo no les encuentro ninguna gracia, únicamente por el acompañamiento. Pero los veo disfrutar comiendo y elaborándolas, que también tiene su trabajo
Ro, no me lo puedo creer!!. Tu familia es del Rincón.??
Tramacastiel es el último pueblo tocando al Rincón. Anda que no he ido yo a Ademuz para las fiestas!!! Seguramente que, las gachas son muy parecidas, por no decir iguales.
Tienes razón, realmente no tienen nada de especial gastronómicamente hablando, pero no deja de ser una tradición popular, sobre todo en aquella zona, y el cariño con que se preparan, el ambiente familiar con que se comen... (Además de ser algo curioso)…bien se merecen un post. ¿No crees? ;-P
A mi me pasa lo mismo que me gustan más los caracoles y el acompañamiento, pero si hay que comerlas,las como.
En Castilla se utiliza un trozo de pan a modo de cuchara para comerlas. Eso de que te las planten en la mano es la primera vez que lo oigo, con lo que queman.
Hola! Si, si ya he vuelto, aunque estoy intentando situarme de nuevo en la vida cotidiana... Te prometo que voy a dedicarte mi próximo post, Ckikken Tikka... voy a prepararlo!
Esta noche, por cierto, voy a ir a cenar con unas amigas a mi sitio preferido de caracoles, se llama "El Taller", ya estoy "ansiosa" por ellos, jajajaja.
Besos
Si que queman si, Marisa. Pero, supongo que cuando tienes las manos encallecida de llevar el arado y cavar con azada, ni te debes enterar. Ahora si que nos enteramos y agradecemos el tener un "platico" cerca para poder soltarlas cuando te las dan!!
Carmen, estoy "ansiosa" por que expliques como se hace este Chikken Tikka ;-D y cuando puedas me pasas la dirección de "El Taller" que me he vuelto loca buscándola y no hay manera.
El Taller es un restaurante que está en Caldetas (Caldes d´Estrach), al principio del todo de la riera, tocando casi al camino paralelo al tren, y la NII. De verdad que vale una pena desplazarse hasta ahi, hacen unos caracoles deliciosos.
Umm. Gracias, será cuestión de pasar por allí...;-)
perdonar pero las gachas del rincon de ademuz si que tiene algo especial gastronomicamente, no lo digo yo , lo dice un experto gastronomo español "son muy digestivas" otra cosa es el acompañamiento pero la gacha en si es altamente digestiva, espero no os moleste la aclaracion. gracias
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